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  • Format: ePub

Agua Tontita, una nina despojada de todo, incluso de nombre, pues nadie se molesto en ir a registrar su nacimiento, nacida en un poblado de chabolas, en una familia muy numerosa que la llamaba Esa y la maltrataba de palabra y de obra, mientras ella aceptaba los insultos y los golpes porque creia que debia vivir asi, que esa era su vida. Lo unico que la alegraba era el agua de la lluvia, la cancion de las gotas cayendo sobre la tierra. Pero su pavorosa existencia de nia maltratada termin con la aparicin de un hada madrina que la llev a su casa confortable, donde recibi el primer beso y el…mehr

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Produktbeschreibung
Agua Tontita, una nina despojada de todo, incluso de nombre, pues nadie se molesto en ir a registrar su nacimiento, nacida en un poblado de chabolas, en una familia muy numerosa que la llamaba Esa y la maltrataba de palabra y de obra, mientras ella aceptaba los insultos y los golpes porque creia que debia vivir asi, que esa era su vida. Lo unico que la alegraba era el agua de la lluvia, la cancion de las gotas cayendo sobre la tierra. Pero su pavorosa existencia de nia maltratada termin con la aparicin de un hada madrina que la llev a su casa confortable, donde recibi el primer beso y el primer abrazo de su vida; y tuvo nombre, el de Agua, Agua Tontita que ella escogi; pero no todo fue siempre de color rosa Disney, porque los prejuicios de la gente respecto de su origen la hicieron sufrir injustamente; tambin descubri que fuera del poblado haba personas malvadas, crueles que cometan actos viles; y se enamor y su primer amor la hizo sufrir, sobre todo porque pensaba que no tena derecho a ser tan feliz; pero l la convenci de que sus corazones se vieron uno al otro y que, cuando eso ocurre, no hay nada ni nadie que los separe.

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Autorenporträt
Carmen Gómez Ojea: "Jamás quise ser escritora, pero comencé a escribir nada más que supe poner en un papel mi nombre y mis apellidos, también la tilde en la o de Gómez. Me di cuenta de que era escritora porque todos los días escribía cuentos de tres o cuatro líneas que me costaron bastantes castigos, como el de escribir mil veces, que se redujeron a algunos cientos, "No debo desperdiciar tontamente mi tiempo ni mis cuadernos". Estudié Filología Románica, en la especialidad del español. Me presenté por primera vez a un certamen literario de novela a los veintiún años, convocado por el Ateneo de mi ciudad, villa exactamente, de Gijón, que no gané, pero fui la finalista con una obra de título sartreano: Las manos inútiles de ambiente universitario, que permanece en estado de dormición en la vieja arca de las Ánimas de la Cofradía de Pescadores de Gijón, que adquirimos en una tienda de antigüedades, y que está en el recibidor de mi casa. Quizá algún día me decida a quitar todos los objetos acumulados sobre la tapa del arcón y la despierte, porque creo que es una buena historia, por cuyas páginas andan jóvenes muy peleones que debían amarse extramuros , en las escombreras, porque era un tiempo en el que los besos y los abrazos fuera del matrimonio eran pecado mortal y estaban prohibidos. Luego gané diversos premios y sigo escribiendo cada día. Acaba de nacer mi quinto nieto. Soy abuela de otros dos y de dos nietas, por lo que tengo mucho que contar e inventar e imaginar y narrar y cantar. Me encanta la abuelez. En este instante escribo Los locos del ático y me estoy riendo bastante con una familia numerosísima de nudistas, que salen a la terraza en bolas a comer los días de sol, a tomar el aire, a leer, a hacer gimnasia, a tejer, sin importarles ni un pimiento los comentarios del vecindario cotilla que los espía.