Estamos en el futuro, en una geografía que cambió en parte los topónimos pero que, en su ligera familiaridad, invita al extrañamiento. ¿Se trata de un panegírico delirante o de una despiadada advertencia? Pueden reconocerse las proyecciones de un presente que nos interpela y nos demanda un posicionamiento. Al oeste de Jericó se alzaría como el mundo que será después del ensanchamiento de la "grieta" y la exacerbación del enfrentamiento social.