Cuando Ana conoce a David, no le cabe duda. Cuando se sientan juntos en la cafetería a la que acostumbra a ir, ambos pierden la noción del tiempo. A ella, a quien no le gustan las sorpresas ni los imprevistos, este mágico encuentro fortuito se lo cambia todo. Y, sin embargo, todo parece acabarse cuando David descubre la discapacidad de Ana. ¿Aprensión? ¿Vergüenza? Ana no sabe qué es lo que hizo que David huyera, pero no le queda otra que volver a su vida diaria e intentar olvidarle.-