Dios quiere que todos Sus hijos regresemos a El. El y Sus santos angeles nos esperan para darnos una bienvenida real a su reino de gozo, abundancia y paz. Pero, en un estado impuro, El no puede recibirnos. El trabajo de sanacion del alma debe comenzar aqui y ahora donde sea que el o ella se encuentre. Para poder regresar a Dios, el abandono del yo ego con todas sus artimanas macabras y destructivas a la voluntad divina de Dios se hace necesario.
Desde que el primer espiritu se separo de Dios, en la llamada caida de los angeles; ha sido el mas ferviente deseo de nuestro Senor unirnos nuevamente a El, y entregarnos una vez mas nuestro perdido estado de satisfaccion y felicidad, nuestro verdadero patrimonio. Con este proposito fue creada la esfera terrestre para que sirviera como el planeta escuela en donde las almas morarian temporalmente, y se prepararian para este inevitable retorno a su morada eterna desde donde descendieron. En este imperfecto ambiente de dualidad, desafios, confusion, dolor, y sufrimiento, los tambien imperfectos espiritus podian corregir y eliminar sus imperfecciones, pecados o formas erradas de proceder que le separan de su creador. Y al pasar por este proceso de purificacion estar nuevamente listos para reclamar su posicion perdida de hijos e hijas.
Desde que el primer ser humano piso tierra, Dios ha querido de nosotros, esencialmente, muy poca cosa. El reclama que nos rindamos a El, que les obedezcamos, y vivamos bajo sus divinas leyes. Esta no es una demanda arbitraria como podria parecer. Para mostrarnos el camino y demostrarnos que esto es posible; desde el principio de los tiempos nos ha enviado sus profetas, su hijo primogenito, Jesus, santos, y muchas diferentes encarnaciones divinas aqui a la tierra. En su trascendental sabiduria nuestro senor sabe que solo amandole a El sobre todas las cosas, y obedeciendo sus leyes universales, tanto como humanamente nos sea posible, podemos permanecer cerca de El y consecuentemente, felices, libres y satisfechos.
El trabajo que nos corresponde a todos hacer en este mundo es el trabajo de purificacion del alma; la gran obra de liberar el alma de las ataduras del pequeno ego. Cuando a traves de nuestro propio esfuerzo, sana y armoniosa disciplina, bajo la sublime guia de la intuicion, podamos domar y entrenar nuestro ego a que se someta, rija, y conduzca bajo la voluntad de Dios en vez de la voluntad del yo inferior, la meta habra sido lograda. Podremos en amor, y verdad, unidos a nuestro creador, entrar al reino de los cielos, y disfrutar de todas las maravillas que en El se encuentran. Paz, amor, gozo, radiancia, belleza, abundancia y felicidad sin fin.
Desde que el primer espiritu se separo de Dios, en la llamada caida de los angeles; ha sido el mas ferviente deseo de nuestro Senor unirnos nuevamente a El, y entregarnos una vez mas nuestro perdido estado de satisfaccion y felicidad, nuestro verdadero patrimonio. Con este proposito fue creada la esfera terrestre para que sirviera como el planeta escuela en donde las almas morarian temporalmente, y se prepararian para este inevitable retorno a su morada eterna desde donde descendieron. En este imperfecto ambiente de dualidad, desafios, confusion, dolor, y sufrimiento, los tambien imperfectos espiritus podian corregir y eliminar sus imperfecciones, pecados o formas erradas de proceder que le separan de su creador. Y al pasar por este proceso de purificacion estar nuevamente listos para reclamar su posicion perdida de hijos e hijas.
Desde que el primer ser humano piso tierra, Dios ha querido de nosotros, esencialmente, muy poca cosa. El reclama que nos rindamos a El, que les obedezcamos, y vivamos bajo sus divinas leyes. Esta no es una demanda arbitraria como podria parecer. Para mostrarnos el camino y demostrarnos que esto es posible; desde el principio de los tiempos nos ha enviado sus profetas, su hijo primogenito, Jesus, santos, y muchas diferentes encarnaciones divinas aqui a la tierra. En su trascendental sabiduria nuestro senor sabe que solo amandole a El sobre todas las cosas, y obedeciendo sus leyes universales, tanto como humanamente nos sea posible, podemos permanecer cerca de El y consecuentemente, felices, libres y satisfechos.
El trabajo que nos corresponde a todos hacer en este mundo es el trabajo de purificacion del alma; la gran obra de liberar el alma de las ataduras del pequeno ego. Cuando a traves de nuestro propio esfuerzo, sana y armoniosa disciplina, bajo la sublime guia de la intuicion, podamos domar y entrenar nuestro ego a que se someta, rija, y conduzca bajo la voluntad de Dios en vez de la voluntad del yo inferior, la meta habra sido lograda. Podremos en amor, y verdad, unidos a nuestro creador, entrar al reino de los cielos, y disfrutar de todas las maravillas que en El se encuentran. Paz, amor, gozo, radiancia, belleza, abundancia y felicidad sin fin.
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