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Los Analectas de Confucio ofrecen profundas reflexiones y explícitos mensajes sobre la ética, la moral, el orden social, la gobernanza y los rituales que deberían regir el mundo. Pocos filósofos han influido tanto en la idiosincrasia de un pueblo como Confucio, quien se podría decir que ha acuñado la identidad cultural de la nación china. Su obra más importante son sus Analectas, cuya tesis central se basa en la Benevolencia, que es el "amor al prójimo" y "la lealtad y la tolerancia". Asimismo, su obra refleja los ideales políticos del Maestro, quien siempre defendió "gobernar por la virtud"…mehr

Produktbeschreibung
Los Analectas de Confucio ofrecen profundas reflexiones y explícitos mensajes sobre la ética, la moral, el orden social, la gobernanza y los rituales que deberían regir el mundo. Pocos filósofos han influido tanto en la idiosincrasia de un pueblo como Confucio, quien se podría decir que ha acuñado la identidad cultural de la nación china. Su obra más importante son sus Analectas, cuya tesis central se basa en la Benevolencia, que es el "amor al prójimo" y "la lealtad y la tolerancia". Asimismo, su obra refleja los ideales políticos del Maestro, quien siempre defendió "gobernar por la virtud" en contra del despotismo y, como gran pedagogo, abogó por "impartir la educación sin diferenciación de las condiciones socioeconómicas". Contemporáneo de grandes filósofos como Parménides, Heráclito o Platón -quienes indagaron la esencia ontológica-, las enseñanzas de Confucio rebasan sin embargo los límites de la metafísica para extenderse a la literatura, a la erudición, a la política, a la religión, a la pedagogía y a la ética. Quizás justamente por esta peculiaridad, siguen vigentes sus razonamientos, consejos, moralejas, anécdotas e instrucciones, así como sus reflexiones, contenidas todas ellas, en las Analectas.
Autorenporträt
Confucio (551-479 a.C.), hijo de un militar del Estado de Lu y de descendencia noble, vivió durante el Período de Primavera y Otoño de China. Recibió una cuidada educación y a los treinta años se dedicó a la docencia. En su madurez empezó a ocupar cargos públicos, llegando a ser ministro del Estado de Lu. Pero con el cambio de soberano, perdió la confianza del nuevo rey y, profundamente decepcionado, emprendió un duro viaje por los distintos reinos vecinos, en busca de mecenazgo y algún puesto público. Tras años de peripecias infructuosas, Confucio volvió a su tierra natal, donde se dedicó de lleno a la docencia y a la corrección de los manuscritos clásicos. Shiru Chang es doctor en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Madrid, catedrático de traducción de la Universidad de Lenguas Extranjeras de Beijing y actualmente director de la Fundació Institut Confuci de Barcelona. Conocedor de la cultura de los dos países, está dedicado a la enseñanza del español desde hace muchos años en la universidad, tarea que combina con la difusión de la cultura oriental en España e Iberoamérica. Es autor de numerosos libros, artículos en revistas especializadas y traducciones, y ha trabajado como intérprete para autoridades y sectores empresariales en numerosas ocasiones.