Andréi Románovich Chikatilo, miembro del Partido Comunista y maestro de escuela, se considera el peor asesino en serie de la historia de Rusia. Conocido como «el Carnicero de Rostov», cometió asalto sexual, asesinato, mutilación y canibalismo con mujeres y niños entre 1978 y 1990 en Rostov del Don, ciudad ubicada al suroeste de la Rusia europea. Este hombre educado, tímido y taciturno, con un daño cerebral desde el nacimiento que le provocaba incapacidad para controlar su vejiga y su eyaculación, confesó un total de 56 asesinatos y fue juzgado por 53 de estos en abril de 1992. Capturaba sus presas ofreciéndoles golosinas, comida y dinero. Su centro de operaciones eran las estaciones de tren. Distraía a sus víctimas con charlas amenas y las introducía en el bosque más cercano para ultrajarlas y matarlas. Incluso mordía y comía partes de ellas, para alcanzar el placer sexual, que se reducía a eyacularles encima. Las primeras víctimas fueron: Yelena Zakotnova (9), Larisa Tkachenko (17), Lyubov Biryuk (13), Laura Sarkisyan (15), Irina Dunenkova (13), Lyudmila Kutsyuba
(24), Igor Gudkov (7) y Valentina Chuchulina (22).
En el apuro de encontrar un culpable, la policía arrestó a Yuri Kalenik (19), un joven
con retraso mental que había sido acusado por uno de sus excompañeros en un transporte público. Aceptó que era culpable solo para que dejaran de golpearlo.
El gobierno de la URSS se negaba a creer que existieran asesinos en serie en su país, como si este tipo de criminales fuera algo propio de las sociedades occidentales. Esto no solamente repercutía en el hecho de que la policía y la prensa se vieran limitadas a la hora de tratar el caso.
Sin embargo, cuando la gran cantidad de cuerpos empezó a llamar la atención del Kremlin, el mayor Mikhail Fetisov, el detective Viktor Burakov y su equipo se hicieron cargo de la investigación.
El asesino había sufrido el hambre por la guerra, también había sido burlado por sus compañeros y se orinaba encima. Increíblemente se había casado y era padre de dos niños concebidos a través de la masturbación por su incapacidad eréctil.
Condenado a muerte y consciente de sus delitos, fue ejecutado con un disparo en la nuca en febrero de 1994 en la prisión de Rostov del Don. Probablemente, haya deseado morir para frenar la bestia interior que lo dominó durante tantos años y lo impulsó a cometer tantos crímenes aberrantes sin culpa ni arrepentimiento.
Mente Criminal ayuda a sus lectores a ingresar al mundo de las investigaciones criminales y descubrir las historias reales detrás de los crímenes que conmocionaron al mundo. En sus libros, los lectores siguen paso a paso el trabajo de los detectives, descubren las pistas y resuelven el caso: ¿Cómo se cometieron los crímenes? ¿Por qué los perpetraron? Cada uno de sus libros profundiza en estas preguntas analizando los motivos detrás de los crímenes que hicieron que comunidades enteras vivieran atemorizadas: la verdadera historia detrás de los crímenes que nos hacen enfrentar el lado más oscuro de la naturaleza humana.
(24), Igor Gudkov (7) y Valentina Chuchulina (22).
En el apuro de encontrar un culpable, la policía arrestó a Yuri Kalenik (19), un joven
con retraso mental que había sido acusado por uno de sus excompañeros en un transporte público. Aceptó que era culpable solo para que dejaran de golpearlo.
El gobierno de la URSS se negaba a creer que existieran asesinos en serie en su país, como si este tipo de criminales fuera algo propio de las sociedades occidentales. Esto no solamente repercutía en el hecho de que la policía y la prensa se vieran limitadas a la hora de tratar el caso.
Sin embargo, cuando la gran cantidad de cuerpos empezó a llamar la atención del Kremlin, el mayor Mikhail Fetisov, el detective Viktor Burakov y su equipo se hicieron cargo de la investigación.
El asesino había sufrido el hambre por la guerra, también había sido burlado por sus compañeros y se orinaba encima. Increíblemente se había casado y era padre de dos niños concebidos a través de la masturbación por su incapacidad eréctil.
Condenado a muerte y consciente de sus delitos, fue ejecutado con un disparo en la nuca en febrero de 1994 en la prisión de Rostov del Don. Probablemente, haya deseado morir para frenar la bestia interior que lo dominó durante tantos años y lo impulsó a cometer tantos crímenes aberrantes sin culpa ni arrepentimiento.
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