En otro tiempo vivía un hombre muy rico, que tenía hermosas casas en la ciudad y en el campo, vajilla de oro y plata, muebles muy adornados y carrozas doradas; pero, por desgracia, su barba era azul, color que le daba un aspecto tan feo y terrible que no había mujer ni joven que no huyera a su vista. Una de sus vecinas, señora de rango, tenía dos hijas muy hermosas. Le pidió una en matrimonio, dejando a la madre la elección de la que había de ser su esposa. Ninguna de las jóvenes quería casarse con él y cada cual lo endosaba a la otra, sin que la otra ni la una se decidieran a ser la mujer de un hombre que tenía la barba azul