Queridísimos lectores y lectoras de este humilde libro: ojalá que sirva para vosotros como un entretenimiento, o quizás también acompañarlos en horas de quietud y soledad. Realizaré pequeño repaso de mi existencia en la Tierra. A los 8 años, en 1944, quedé huérfano de padre. No existían planes, subsidios ni jubilación. Mi mamá lavaba ropa en 4 domicilios: fuentón, tabla, jabón y nudillos. Los almuerzos eran pucheros o guisos; si algo quedaba era la cena y si no, mate cocido negro sin leche y pan duro para remojar. Teníamos una pobreza tremenda, infinita y dolorosa en nuestra niñez. A los 12 años dejé el colegio y la iglesia con el disgusto de mi madre. Poco fue lo que estudié y poco lo que aprendí. Fui a trabajar como ayudante de lechero a las 7 de la mañana, en invierno y verano. La mínima experiencia y sabiduría me la entregó la pobreza, la calle, el trabajo, las andanzas y algunas travesuras dentro de la ley y el respeto. A los 16 dejé mi hogar materno, con nuevos llantos y lágrimas de mi madre. Me incorporé en la Armada República Argentina (A.R.A.), e inmediatamente alquilé una pieza en la provincia de Bs. As. Conocí casi la mitad de mi querida Patria; embarcado visité varios países extranjeros e hice dos visitas a Ushuaia. En los carnavales de 1954, recorrí las bases argentinas en la Antártida. Me pialó una jovencita en la misma ciudad donde mi madre me trajo al mundo. Ella dictaminó toque de queda al itinerario del bucanero: 6 años de novios y 44 de casados, con dos hijos varones. Hasta una insoportable desgracia: ella enfermó y falleció. Fue imposible reemplazarla. Mucho tiempo la extrañé y mucho la lloré; casi 2 años sin tocar lo que ella tenía. Después compré libros, la mayoría de historia, y también me dediqué a escribir como entretenimiento. O quizás para amainar o acortar eternas horas de soledad, sin mínimos deseos de ofender, provocar, o menoscabar a nadie en absoluto; sin favoritismos ni contras. Nietas y nietos me enroscaron la cuerda para realizar este humilde libro, donde encontrarán de todo un poco. O sea, un tuttifrutti con anécdotas, críticas, cuentos, humor, observaciones y aventuras de aquel solterito. Deseo de todo corazón que la lectura de este libro sea de vuestro agrado, para lectores tanto masculinos como femeninos. Eternamente agradecido, ¡Muchas gracias!