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Este libro afronta la obra toda de Francisco Brines desde la certeza de que no se puede entender su poesía (la razón de su existencia) sin considerarla en su más alto nivel, el del arco total de su escritura. Desde este sencillo pero novedoso planteamiento teórico, se intenta confirmar cómo el estudio aislado de algunos de sus poemas o de alguno de sus libros jamás pudo darnos la clave y el sentido que sólo se manifiestan en el nivel último de esta singular y espléndida construcción poética. La profunda coherencia de la escritura de Brines se fundamenta en una sorprendente relación con el…mehr

Produktbeschreibung
Este libro afronta la obra toda de Francisco Brines desde la certeza de que no se puede entender su poesía (la razón de su existencia) sin considerarla en su más alto nivel, el del arco total de su escritura. Desde este sencillo pero novedoso planteamiento teórico, se intenta confirmar cómo el estudio aislado de algunos de sus poemas o de alguno de sus libros jamás pudo darnos la clave y el sentido que sólo se manifiestan en el nivel último de esta singular y espléndida construcción poética. La profunda coherencia de la escritura de Brines se fundamenta en una sorprendente relación con el devenir de la vida del poeta. Va modificándose (bien a través de la sensualidad o de la sequedad alternante de su estilo, bien por la distinta elección de sus imágenes, bien por las variadas configuraciones líricas del paisaje interior y exterior) según evoluciona su conflicto vital: desde la difícil personalidad juvenil, pasando por una asunción ética liberadora (muy propia de la Generación del 50 a la que pertenece), que le lleva a la aceptación gozosa de los poemas de la madurez.
Autorenporträt
David Pujante (Cartagena, 1953). Su primer libro de poemas, La propia vida (1986), fue considerado por Luis Antonio de Villena como perteneciente a la tradición clásica que resurge "a caballo entre la última tensión de la generación del 70 y las primeras apariciones de la generación del 80". Del segundo, Con el cuerpo del deseo (1990), Pedro J. de la Peña dijo en La Esfera de El Mundo: "En la sobriedad y en la depuración del texto se encuentran los requisitos más auténticos". Estación marítima (1996), su tercer libro, según Díez de Revenga, "ofrece una estación del exilio en la que confluyen sentimientos de distancia, soledad y desarraigo" (La Opinión). En su selecto recuento poético-crítico del verano del 96, Idoia Ariznabarreta (El Correo) eligió a David Pujante como "cartagenero que cautiva con su Estación Marítima". El último hasta la fecha es La isla (Pre-Textos, 2002), "uno de los más bellos libros de poesía aparecidos este año" (Soren Peñalver, La Opinión).