Al partir Sol, mi tristeza era infinita. De pronto, de la nada, de la profundidad del dolor o del vacío mismo surgió una paz inmensa. Sentí su voz que me decía: "Ma, disfrutá cada día que te queda por delante, mirá a tu alrededor. Tenés mucho para agradecer". En ese instante todo se transformó. Este libro son diálogos de amor con mi hija Sol y el acompañamiento incondicional que fui recibiendo para vivir con humildad y coraje los cambios que se fueron produciendo en la familia. Anhelo que estas palabras resuenen dentro de cada uno y anime a quienes tienen seres que partieron a establecer con ellos una comunicación en amor. Que ayude a dar paz a sus almas y alivie el dolor de la pérdida.