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Los personajes vistos y presentados por Enrique Labrador Ruiz viven su propia vida independientemente de los posibles designios del novelista y de los gustos, principios y prejuicios del lector. Sorprendente técnica de lo disímil. Las innovaciones de su técnica narrativa, su diestro empleo del lenguaje popular sin propósitos miméticos, la pródiga creación de ambientes y personajes de diversos estratos de nuestro país, unido a un estilo refinado, cuajado en una gracia barroca que no desdeña el desgarro quevedesco, ofrecen, con el sabio adobo de una socarronería y malicia bien criollas, los…mehr

Produktbeschreibung
Los personajes vistos y presentados por Enrique Labrador Ruiz viven su propia vida independientemente de los posibles designios del novelista y de los gustos, principios y prejuicios del lector. Sorprendente técnica de lo disímil. Las innovaciones de su técnica narrativa, su diestro empleo del lenguaje popular sin propósitos miméticos, la pródiga creación de ambientes y personajes de diversos estratos de nuestro país, unido a un estilo refinado, cuajado en una gracia barroca que no desdeña el desgarro quevedesco, ofrecen, con el sabio adobo de una socarronería y malicia bien criollas, los aportes fundamentales que a las letras hispanoamericanas ha hecho este escritor.
Autorenporträt
Enrique Labrador Ruiz (1902-1991) Su quehacer está conformado por varios conjuntos de obras. Son las «novelas gaseiformes»: El laberinto de sí mismo, Cresival (1936) y Anteo (1940); un único tomo de poemas, Grimpolario (1937); dos libros de polémicas prosas, Manera de vivir (1941) y Papel de fumar (1945); tres tomos de narraciones breves, que define como «novelines neblinosos»: Carne de quimera (1947) y Trailer de sueños (1949) y, ya bajo otro signo: El gallo en el espejo (1953); una novela «caudiforme» publicada, La sangre hambrienta (1950), y dos que no llegó a editar: El ojo del hacha y Custodia de la nada; un volumen de excepcionales artículos y etopeyas, El pan de los muertos (1958), y un epistolario áspero y sombrío: Cartas a la carte (1991), prosas prepóstumas, como él mismo las calificó.