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Creo en la verdad que despierta cada día y empieza de nuevo, en el alba que no termina de humedecer de tristeza y en la suavidad extrema de un pétalo sin color. Necesito hablar para sentir paz y quejarme para sentirme acompañado, repetir los párrafos para vivir mejor los momentos y teñirme con la sabiduría del trinar, sin piano ni guitarra. Me fortalecen las esquinas moldeadas y las verdades sin soluciones plenas, los silencios que despiertan y se quedan atónitos ante la primera consonante pronunciada y los arrebatos que no amedrentan. Siento la paz en las alas de la paloma, y no en el pico,…mehr

Produktbeschreibung
Creo en la verdad que despierta cada día y empieza de nuevo, en el alba que no termina de humedecer de tristeza y en la suavidad extrema de un pétalo sin color. Necesito hablar para sentir paz y quejarme para sentirme acompañado, repetir los párrafos para vivir mejor los momentos y teñirme con la sabiduría del trinar, sin piano ni guitarra. Me fortalecen las esquinas moldeadas y las verdades sin soluciones plenas, los silencios que despiertan y se quedan atónitos ante la primera consonante pronunciada y los arrebatos que no amedrentan. Siento la paz en las alas de la paloma, y no en el pico, el temor en el barro que no sana y la impresión más conmovedora en las arrugas de mi frente, cargada de certidumbre incierta. Descubro la sencillez en la horma del zapato y la tristeza en la mirada de un gato no deseado, el calor en la acera recién iluminada y la distancia en la lectura fría de razas que ya no existen y siguen estudiándose para encontrar más diferencias a las apariencias. Apoyo los discursos que no suenan a alegatos, si no son merecidos, el confort de un momento de estrés -vivido por los demás- en la búsqueda de respuestas, el minuto de silencio antes de una oración y el sabor de reconocerte incompleto, los principios que se someten a análisis y las barandas que dejan ver lo que pretendieron esconder, a quien pueda nadar en los cementerios y a todo aquel que esté dispuesto a oír lo que nunca quiso escuchar.
Autorenporträt
En la sexta década de la vida, estoy orgulloso de haber sido siempre un ciudadano del mundo, andaluz convencido de que la distancia no es olvido y cueveño hasta el último de mis días. Aprendí de las calles de Cuevas Bajas, mi pueblo, a saludar con lo entrañable de un abrazo cercano, a la Obra Salesiana a estar presente en las necesidades de los demás, de los amigos a ser sincero y de la Universidad de Málaga a ser el mejor aprendiz de las actitudes valientes. En Ecuador encontré la paz que me caló hasta las entrañas, porque el amor de mi esposa salpimentó mi vida a la medida. Soy un perdido en la historia, sin encontrar su lugar filosófico y siempre estoy despierto antes que el despertador, porque necesito que alguien diga lo que fui antes de haberlo sido. Imposible de sobornar y fácil de leer, así es el autor de esta carta, médico entusiasta y padre de corazón, amigo de vocación y auto-didacta en cada suspiro de mi vida.