Una prolongada estancia en el monasterio de Veruela necesariamente se debía traducir en una amplia producción artística, plástica y literaria, de los dos hermanos Bécquer. Las pinturas y textos de Valeriano y Gustavo Adolfo Bécquer componen un notable "corpus" que ha hecho del monasterio de Veruela uno de los espacio becquerianos por excelencia. Las cartas que componen "Desde mi celda" testimonian el decisivo papel desempeñado por ese entorno cisterciense en el paso a la madurez personal de Gustavo Adolfo