"Sentado en una butaca de la segunda fila del teatro de Bellas Artes durante la entrega de los premios Ariel, el narrador de Ceremonia espera: Gasolina, película basada en su primera novela, ha sido adaptada al cine y, luego de un éxito más bien moderado, está nominada en un par de categorías. Y aunque el resultado final de la cinta no es del gusto de su autor —en el camino la historia sufrió cambios, perdió su escencia y derivó en una reedición inflada para cuadrarse con la película—, sigue la premiación nervioso por escuchar su nombre. Este punto de partida es el pretexto para que Daniel Espartaco Sánchez teja un hilarante relato en el que desfilan el activismo burgués, las peripecias de un escritor sin mayor pretensión que beber leche directo del bote, el mundillo editorial, los decadentes servicios de salud en el país y, por supuesto, el cine mexicano: cosas que, en su conjunto, son un problema que nos compete a todos. Y el Ariel es para…" —Édgar Velasco