Existen más de cien castillos en el continente americano. Prácticamente todos se levantaron entre finales del siglo XIX y mediados del XX como casas de recreo, parques de diversiones o destinos turísticos. Solamente a uno de ellos se le puede llamar verdadero castillo histórico, donde alguna vez vivieron virreyes y monarcas: el castillo de Chapultepec, en la Ciudad de México. En la cima del cerro del mismo nombre, en otro tiempo lugar sagrado de los mexicas, han transcurrido los eventos más dramáticos en la historia del país.
Chapultepec, el único castillo genuino del continente, fue construido sobre los restos de antiquísimas edificaciones aztecas cuando México todavía era una colonia española. El alcázar y sus alrededores están llenos de fantasmas: desde el último rey tolteca que se suicidó colgándose en la entrada de una de las cuevas, hasta el de la emperatriz Carlota, paseando consumida por la tristeza a lo largo de sus pasillos. Están también los fantasmas de los presidentes que lo habitaron, desde Porfirio Díaz que llevó a artistas europeos para que lo hicieran aún más resplandeciente, hasta Lázaro Cárdenas que al conocerlo se negó a vivir en medio de aquella ostentación y se trasladó a una residencia más modesta en otro lugar del bosque. Sin olvidar a los niños cadetes que perecieron en su interior, cuya existencia queda demostrada en este libro sin lugar a dudas.
Eso sin contar que en diferentes momentos, como sucede con los palacios hechizados de los cuentos de hadas, Chapultepec fue también un fantasma, una mole abandonada en cuyos alrededores deambulaban fieras salvajes. En uno de sus momentos menos elegantes incluso se usó como bodega de chiles.Madame Calderón de la Barca, una célebre viajera, escribió ya en 1843 que el castillo encerraba "él solo más recuerdos que todos los demás sitios que por sus tradiciones pueda México vanagloriarse". Por ello, el castillo de Chapultepec, un lugar de leyenda, sacrificios, tragedia y esplendor, es el símbolo y la síntesis del México de hoy. Con imágenes y fotografías de todas sus etapas históricas, este libro es la más accesible y actualizada historia de Chapultepec publicada a la fecha.
Chapultepec, el único castillo genuino del continente, fue construido sobre los restos de antiquísimas edificaciones aztecas cuando México todavía era una colonia española. El alcázar y sus alrededores están llenos de fantasmas: desde el último rey tolteca que se suicidó colgándose en la entrada de una de las cuevas, hasta el de la emperatriz Carlota, paseando consumida por la tristeza a lo largo de sus pasillos. Están también los fantasmas de los presidentes que lo habitaron, desde Porfirio Díaz que llevó a artistas europeos para que lo hicieran aún más resplandeciente, hasta Lázaro Cárdenas que al conocerlo se negó a vivir en medio de aquella ostentación y se trasladó a una residencia más modesta en otro lugar del bosque. Sin olvidar a los niños cadetes que perecieron en su interior, cuya existencia queda demostrada en este libro sin lugar a dudas.
Eso sin contar que en diferentes momentos, como sucede con los palacios hechizados de los cuentos de hadas, Chapultepec fue también un fantasma, una mole abandonada en cuyos alrededores deambulaban fieras salvajes. En uno de sus momentos menos elegantes incluso se usó como bodega de chiles.Madame Calderón de la Barca, una célebre viajera, escribió ya en 1843 que el castillo encerraba "él solo más recuerdos que todos los demás sitios que por sus tradiciones pueda México vanagloriarse". Por ello, el castillo de Chapultepec, un lugar de leyenda, sacrificios, tragedia y esplendor, es el símbolo y la síntesis del México de hoy. Con imágenes y fotografías de todas sus etapas históricas, este libro es la más accesible y actualizada historia de Chapultepec publicada a la fecha.
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