A modo de diario del estado de alarma, Gabriela deja constancia de este capítulo histórico recopilando los textos escritos del 15 de marzo al 21 de junio. A través de sus rebeldes paseos por un Madrid distópico, donde los únicos transeúntes son los temerosos ciudadanos enmascarados, los sintechos y la policía, nos invita a reflexionar sobre la sensación de indefensión y falta de información que imperaron durante los primeros meses de pandemia, cuando nos sentimos uno más entre los covidiotas. Vale aquí lo que escribió Lucía Etxebarria sobre su primera novela: «Esta historia nos la cuenta una mujer que mira, que ve. Hacia fuera, no hacia dentro. Aquí se mira a los demás, no se indaga en una misma».