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"Los relatos de este libro son breves y, con una gran potencia narrativa, tienen la capacidad de acelerar nuestros mecanismos lectores para generar expectativas y sorprendernos de golpe". Florencia Ortiz "Tu estilo sobrio, ágil y atrayente aparece en todos tus trabajos. Me conmovió la secuencia del incendio con el niño llorando". Eugenio Graffigna "Eres ágil en tus relatos e inalcanzable con tu fantasía pirandelliana, donde vas hilando un tramado ameno, tirando pistas por aquí y por allá con la astucia del tero para distraer lejos del nido, armando una trama de paisajes conocidos y…mehr

Produktbeschreibung
"Los relatos de este libro son breves y, con una gran potencia narrativa, tienen la capacidad de acelerar nuestros mecanismos lectores para generar expectativas y sorprendernos de golpe". Florencia Ortiz "Tu estilo sobrio, ágil y atrayente aparece en todos tus trabajos. Me conmovió la secuencia del incendio con el niño llorando". Eugenio Graffigna "Eres ágil en tus relatos e inalcanzable con tu fantasía pirandelliana, donde vas hilando un tramado ameno, tirando pistas por aquí y por allá con la astucia del tero para distraer lejos del nido, armando una trama de paisajes conocidos y persecuciones inmerecidas, pero con grandiosa fantasía de final tan inesperado como feliz". Aldo Capellino "Relatos escritos con enorme vocación de búsqueda y oficio, asumiendo el trabajo de explorar la lengua, sus límites, sus torsiones y sus vericuetos". Florencia Ortiz "Me gusta que bordeás lo impensable para armar escenas imposibles". Aldo Capellino "el ritmo narrativo de estos relatos está cifrado en la enumeración de hechos sin adornos retóricos ni largas descripciones, apelando a oraciones breves que actúan como relámpagos que iluminan de golpe las escenas". Florencia Ortiz
Autorenporträt
Nació en el campo y vivió allí hasta los siete años y medio. A esa edad empezó la primaria en Río Cuarto. Hizo la secundaria en Córdoba masticando latinazgos y el griego clásico. Estudió tres años Filosofía en Córdoba y tres en Río Cuarto. El día que le dieron el título puso una librería universitaria en Río Cuarto que ya está cumpliendo cincuenta y cinco años. Durante nueve años dio clases en un bachillerato humanista, varios años en un profesorado y dos en un magisterio superior. Además de gerenciar la librería, fundó una revista de ciencias sociales y la dirigió. En esos años presidió una biblioteca popular y fue secretario de un club. Como le sobraba tiempo, entre varios compañeros crearon un gremio de docentes privados y el obispo le dio la presidencia del Consejo Coordinador de Apstolado Laico. En el 75, la Triple A lo "invitó" a abandonar el país o lo ejecutarían. Se exilió en México y se convirtió, sin darse cuenta, en un profesional del libro. Fue librero, distribuidor, editor, prologuista, importador y exportador. En el 84, volvió a Córdoba y puso otra librería. Hace unos diez años empezó a despuntar el vicio por la escritura. No sabe hacer poesía. No se atreve con la novela. Hace cuentos, relatos y crónicas. Aquí van algunos.