Crónica jonda es una road movie flamenca, un viaje por España y por el tiempo, con desvíos que llevan a festivales de música en Ámsterdam y a hospitales al borde del colapso.
Hay castañuelas de imitación y castañuelas viejas de ébano que suenan a duende zascandileando dentro de un tonel. Guardianes de las esencias y renovadores que siguen la estela de Camarón y Paco de Lucía con saxofón, contrabajo o con un piano tocado como si fuera guitarra, pues no hay nada más flamenco que una mano hurgando en tripa. Sus páginas huelen al azufre de las minas de La Unión, en Murcia, a dama de noche y a pescado aliñado con ají, limón y cilantro. La autora cree que ninguna música se entiende sin su contexto aunque a ratos bifurcó el camino y empleó el flamenco para descifrar el país en el que vive y a sí misma. No fue una excusa, fue una llave. Y también un abrigo.
En este libro, la autora no solo nos habla de flamenco pero también aprovecha esta oportunidad para denunciar la sociedad actual
EXTRACTO
Usó pecho y pierna a modo de cajón, como si me diera una clase. O una lección. Nunca lo tuve tan cerca, por eso pude observarlo a una distancia inusual, oler su colonia, su cigarro y su tristeza. Estuvimos en ese instante tan del mismo lado, que me rozaron su corta estatura, su agilidad, sus cincuenta y tres años, que a veces parecen mil y a ratos quince, y hubo un momento en que inventé que su voz cascada y sabia me susurraba: "No hurgas en el flamenco para entenderlo, lo haces para ahuyentar a la muerte, para atrapar la alegría.
LO QUE DICE LA CRÍTICA
Silvia Cruz Lapeña primero observa, con detenimiento y cariño, después dispara, siendo en ello tan hábil como puntillosa. Sus viajes en tren (¿por qué un trayecto en apariencia corto es luego tan largo?), las conversaciones en hospitales mientras cuida a otros o el retrato que hace de cada ciudad que visita completan un libro emotivo y fantástico. - Blog MondoSonoro
SOBRE LA AUTORA
Silvia Cruz Lapeña (Barcelona, 1978) emigró del norte al sur cuando era cría. En Baena (Córdoba) le crecieron las piernas y el amor por el flamenco. Empezó a escribir sobre lo jondo ya de vuelta en Barcelona y cuando alguien le pregunta por qué lo hace, hace suya la respuesta que da Manuel Alcántara a quienes le inquieren por su afición al boxeo: "No es porque me guste, es porque me interroga." Le pasa igual con su oficio. Ha publicado en ABC, La Vanguardia, El Español, Rockdelux, Altaïr Magazine, Ctxt, Deflamenco o Vanity Fair sobre política, sociedad, crimen o cultura. Ha tenido otros empleos sin dejar de ser periodista o para poder serlo. De lo único que se arrepiente es de haber pensado alguna vez en dejar de tomar notas.
Hay castañuelas de imitación y castañuelas viejas de ébano que suenan a duende zascandileando dentro de un tonel. Guardianes de las esencias y renovadores que siguen la estela de Camarón y Paco de Lucía con saxofón, contrabajo o con un piano tocado como si fuera guitarra, pues no hay nada más flamenco que una mano hurgando en tripa. Sus páginas huelen al azufre de las minas de La Unión, en Murcia, a dama de noche y a pescado aliñado con ají, limón y cilantro. La autora cree que ninguna música se entiende sin su contexto aunque a ratos bifurcó el camino y empleó el flamenco para descifrar el país en el que vive y a sí misma. No fue una excusa, fue una llave. Y también un abrigo.
En este libro, la autora no solo nos habla de flamenco pero también aprovecha esta oportunidad para denunciar la sociedad actual
EXTRACTO
Usó pecho y pierna a modo de cajón, como si me diera una clase. O una lección. Nunca lo tuve tan cerca, por eso pude observarlo a una distancia inusual, oler su colonia, su cigarro y su tristeza. Estuvimos en ese instante tan del mismo lado, que me rozaron su corta estatura, su agilidad, sus cincuenta y tres años, que a veces parecen mil y a ratos quince, y hubo un momento en que inventé que su voz cascada y sabia me susurraba: "No hurgas en el flamenco para entenderlo, lo haces para ahuyentar a la muerte, para atrapar la alegría.
LO QUE DICE LA CRÍTICA
Silvia Cruz Lapeña primero observa, con detenimiento y cariño, después dispara, siendo en ello tan hábil como puntillosa. Sus viajes en tren (¿por qué un trayecto en apariencia corto es luego tan largo?), las conversaciones en hospitales mientras cuida a otros o el retrato que hace de cada ciudad que visita completan un libro emotivo y fantástico. - Blog MondoSonoro
SOBRE LA AUTORA
Silvia Cruz Lapeña (Barcelona, 1978) emigró del norte al sur cuando era cría. En Baena (Córdoba) le crecieron las piernas y el amor por el flamenco. Empezó a escribir sobre lo jondo ya de vuelta en Barcelona y cuando alguien le pregunta por qué lo hace, hace suya la respuesta que da Manuel Alcántara a quienes le inquieren por su afición al boxeo: "No es porque me guste, es porque me interroga." Le pasa igual con su oficio. Ha publicado en ABC, La Vanguardia, El Español, Rockdelux, Altaïr Magazine, Ctxt, Deflamenco o Vanity Fair sobre política, sociedad, crimen o cultura. Ha tenido otros empleos sin dejar de ser periodista o para poder serlo. De lo único que se arrepiente es de haber pensado alguna vez en dejar de tomar notas.
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