La vida es una autopsia a pecho cerrado, una patología incurable hasta el último aliento; una paleta con todos los colores o con ninguno; una oportunidad o un trance innecesario; un grito sin eco o un beso en el cielo del paladar; una cuarentena atenuada, si tienes la suerte de proyectar sombra, de sentir amor, apoyo, ruido, al otro lado de ese tabique que podría ser el tuyo; un corazón sangrando pintado en una pared sucia, pero latiendo, que es lo que importa.