Estas historias nos pasaron a todos; resulta inevitable sentirse identificado con lo positivo y lo negativo de cada personaje. La grandeza de la obra, donde se encentran situaciones cotidianas al estilo de Chéjov, reside en describir la vida de hombres y mujeres sujetos a un destino mediocre. Una lengua artificiosa, sombría e incierta, nos desafía a múltiples interpretaciones y a finales inesperados. El autor, por momentos al estilo de Cortázar, logra describir objetos y sensaciones habituales de un modo extraño y novedoso; desafía y hace dudar al lector. En los cuentos aparece el barrio como lugar arquetípico de una época pasada, con una identidad propia totalmente reconocible y añorada. A partir del monólogo interior, los personajes se presentan cercanos; sus pensamientos revelan lo íntimo y logran hermanarnos. Los miedos, el amor, la familia, la amistad, y la muerte son temas que hacen, de este libro de cuentos, un clásico literario. Porque se resignifican y nunca pasan de moda.