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Este pequeño libro, es un conjunto reducido de algunos relatos cortos, escritos por Ernesto Thomas González, nacido en la ciudad de Montevideo, Uruguay, en 1968, en los cuales trata acerca del canibalismo desde una perspectiva espiritualista, sin ningún precedente en la historia de la literatura. En estos relatos, más que de canibalismo, podría hablarse más bien de una especie de fagocitación espiritual, de fusión de cuerpo y alma entre dos sujetos, y, desde entonces, la peyorativa palabra "canibalismo", ya deja de tener sentido como denominación de un acto espiritual, en el contexto de esta…mehr

Produktbeschreibung
Este pequeño libro, es un conjunto reducido de algunos relatos cortos, escritos por Ernesto Thomas González, nacido en la ciudad de Montevideo, Uruguay, en 1968, en los cuales trata acerca del canibalismo desde una perspectiva espiritualista, sin ningún precedente en la historia de la literatura. En estos relatos, más que de canibalismo, podría hablarse más bien de una especie de fagocitación espiritual, de fusión de cuerpo y alma entre dos sujetos, y, desde entonces, la peyorativa palabra "canibalismo", ya deja de tener sentido como denominación de un acto espiritual, en el contexto de esta pequeña serie de obras literarias. El "canibalismo" que se nos aparece en estas páginas, es similar a la fagocitación espiritual, erótica o sentimental, por lo que pierde su connotación salvaje, primitiva, y cruda, siempre dentro del contexto literario en que están escritas. En estas obras, es la voluntad de su autor sustituir la peyorativa palabra "canibalismo", por fagocitación oral y espiritual, como un mecanismo espiritual para vencer dos distancias físicas y así unir espiritualmente a dos almas en un mismo cuerpo.
Autorenporträt
Mi nombre es Ernesto, Thomas González. Nací el 22 de abril de 1968, en la ciudad de Montevideo, Uruguay. Mi padre, Charles Thomas Peña, fue capitán de barcos mercantes, y mi madre, Milda Rosalía Loitey, fue docente de escuela primaria. Yo soy el mayor de tres hermanos, de mi hermana Marina, nacida en 1969, y de mi hermano Martín, nacido en 1972. Durante mi infancia, debido a las ausencias de mis padres, ocasionadas por sus profesiones (los viajes marítimos de mi padre duraban meses, incluso hasta un año), y por el hecho de que mi madre trabajaba un doble horario en la escuela primaria, yo, al igual que mis hermanos, fuimos educados por criadas que nos preparaban las comidas y nos higienizaban.. Debido a las ausencias de nuestros padres, tanto yo como mis hermanos, fuimos inscriptos en clubes deportivos, para hacer gimnasia y natación, a causa de las ausencias paterna y materna en nuestro hogar. Yo no solo tuve en mi niñez un padre ausente por asuntos laborales, sino que mi madre, debido a una actitud machista y antifemenina, , ella sintió que, si ella no trabajaba, y no tenía un título, y no aportaba dinero al hogar, ella se sentía inferior como persona y como mujer. Pero mi padre, como capitán de enormes buques mercantes, ganaba decenas de miles de dólares por mes- ¿Qué necesidad tenía mi madre de trabajar en la escuela? Y mi madre, movida por aspiraciones machistas, nos relegó, a mí y a mis hermanos al cuidado de terceras personas o enviándonos a clubes deportivos, mientras ella se dedicó a trabajar en la escuela como docente, y no solo en el horario normal, sino que mi madre eligió nada menos que trabajar en un doble horario, porque ella tenía grandes pretensiones de convertirse en la directora de la escuela. En total, mi madre trabajaba diez horas por día de lunes a viernes. Para mi madre, según su mentalidad machista, dedicarse a criar a sus tres hijos pequeños, mientras su esposo aportaba el dinero a la casa, equivalía para ella ser inferior, como mujer y como ser humano. Pero esto ahora no viene al caso. Debido a las ideologías ultraizquierdistas de nuestros padres (mi padre fue un guerrillero subversivo armado en la década de 1970, y mi madre fue una líder gremialista comunista del gremio de los docentes), nuestra familia se tuvo que exiliar a España por persecución política. Nuestra familia residió en España, desde 1976 hasta 1979, donde yo y mis hermanos tuvimos que regresar al Uruguay, a cargo de nuestra abuela paterna, Everilda Peña, debido al fallecimiento de nuestra madre, a sus 47 años, víctima de un cáncer de mama.