8,99 €
inkl. MwSt.
Sofort per Download lieferbar
  • Format: ePub

Lo que descubrió Hélène Blocquaux, después de una ardua investigación, fue una cultura pletórica de trajes, máscaras y rituales; una cultura llena de colores, de lenguaje florido y de público (de todas las clases sociales) que desahogaba sus emociones gracias a las canciones (las que acompañan a cada rudo o técnico al ring); le llamaban la atención el réferi (vendido o leal), las edecanes, los vendedores, en suma, se sintió atraída por un deporte-espectáculo sonoro y colorido donde los golpes sí son reales, aunque muchos espectadores todavía no lo creen. Para ella, la lucha libre define a la…mehr

Produktbeschreibung
Lo que descubrió Hélène Blocquaux, después de una ardua investigación, fue una cultura pletórica de trajes, máscaras y rituales; una cultura llena de colores, de lenguaje florido y de público (de todas las clases sociales) que desahogaba sus emociones gracias a las canciones (las que acompañan a cada rudo o técnico al ring); le llamaban la atención el réferi (vendido o leal), las edecanes, los vendedores, en suma, se sintió atraída por un deporte-espectáculo sonoro y colorido donde los golpes sí son reales, aunque muchos espectadores todavía no lo creen. Para ella, la lucha libre define a la perfección lo que es México, un país de gente valiente que nunca se rinde ni siquiera cuando el dolor o el miedo apremia o cuando en la situación más desesperada aparece, como solución, la magia. Guadalupe Loaeza
Autorenporträt
Hélène Blocquaux, en sus propias palabras: "Nací en Grenoble el 15 de julio de 1966 y a los tres meses llegué a Charleville-Mézières; a mis 54 años sigo sin conocer mi ciudad natal. En cambio, me mudé a unas veinte ciudades francesas y una belga antes de llegar a la Ciudad de México un 2 de marzo de 1988. Mis andanzas profesionales me llevaron a Alejandría (Egipto) el 24 de septiembre de 2002, unos días antes de la inauguración de la nueva biblioteca alejandrina. He enseñado mi lengua materna durante muchos años en la UAEM , en la Alianza Francesa de Cuernavaca que fundé en el nuevo milenio y ahora soy profesora universitaria en Ciencias de la Comunicación. Alejandría y su nostalgia fue un parteaguas en mi vida. Ahí empecé a escribir y a usar mi cámara fotográfica y de video. Regresé a México ¿definitivamente? un 3 de marzo. Radico en Cuernavaca pero voy cada vez que puedo a Guanajuato, tierra predilecta de escritura. Mis dos hijos crecieron, perdí a mi padre hace dos años y llegó mi primera nieta".