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—Estas? —Si, corriendo.
Y corriendo, corriendo, azotando las puertas con sus vuelos de seda, desde el tocador al gabinete y desde el armario al espejo, siempre en el retoque de ultima hora; buscando el alfiler o el abanico que perdian su cabecilla de loca, volviendose desde la calle para cenir a su garganta el collar, haciendome entrar todavia por el panolito de encaje olvidado sobre la silla, saliamos al fin todas las noches con hora y media de retraso, aunque con luz del sol empezara ella la archidificil obra de poner a nivel de la belleza de su cara la delicadeza de su adorno. Gracias…mehr

Produktbeschreibung
—Estas?
—Si, corriendo.

Y corriendo, corriendo, azotando las puertas con sus vuelos de seda, desde el tocador al gabinete y desde el armario al espejo, siempre en el retoque de ultima hora; buscando el alfiler o el abanico que perdian su cabecilla de loca, volviendose desde la calle para cenir a su garganta el collar, haciendome entrar todavia por el panolito de encaje olvidado sobre la silla, saliamos al fin todas las noches con hora y media de retraso, aunque con luz del sol empezara ella la archidificil obra de poner a nivel de la belleza de su cara la delicadeza de su adorno.
Gracias habia que dar si cuando al primer farol, ella, parandose, me preguntaba: "Que tal voy?", no le contestaba yo: "Bien, muy guapa", con absoluto convencimiento; porque capaz era la nina de volverse en ultima instancia al tribunal supremo del espejo, y entonces, ¡adios, teatro!..., llegabamos a la salida. Como ocurria muchas veces.

Ella muy de prisa, yo a su lado, un poco detras, no muy cerca, con mezcla del respeto galante del caballero a la dama y del respeto grave del groom a la duquesita. Cuando en la vuelta de una esquina rozaban mi brazo sus cintas, yo le pedia perdon. Mirabala sin querer a la luz de los escaparates, y cuando alguna mujer del pueblo quedabase parada floreandola, yo la decia: "Mira, oyes?", y sonreia ella triunfante como una reina...

AUTOR:

Felipe Trigo Sanchez (1864 – 1916) fue medico rural y militar, y posteriormente escritor espanol. Nacido en Villanueva de la Serena, en el seno de una familia de clase media con dificultades economicas por la temprana muerte del padre, Felipe Trigo curso el bachillerato en Badajoz y la carrera de medicina en el Hospital de San Carlos de Madrid. Su experiencia como estudiante forastero en la capital la plasmaria en la novela En la carrera. Tras licenciarse, casado ya con su companera de facultad, Consuelo Seco de Herrera, ejercio como medico titular en los pueblos pacenses de Trujillanos y Valverde de Merida, circunstancia biografica que tambien novelizaria en El medico rural.

Hastiado de la vida rural, entro por oposicion en el Cuerpo de Sanidad Militar. Su primer destino fue Sevilla, donde comenzo su actividad periodistica que ya habia intentado en Madrid. De Sevilla paso a Trubia, como medico de la fabrica de armas.

Anos despues marcho voluntario a unas Filipinas en plena rebelion. Destinado como medico en Fuerte Victoria, en realidad un destacamento de prisioneros tagalos, estuvo a punto de perder la vida durante una escaramuza. Los sublevados le asestaron no menos de siete machetazos, dejandolo por muerto. Trigo, sin embargo, consiguio huir a campo traves, en espantosas condiciones. Con una mano inutilizada, fue repatriado como mutilado de guerra, con el grado de teniente coronel.

La prensa le recibio como «el heroe de Fuerte Victoria» y llego a ser propuesto para la Cruz Laureada de San Fernando. Rechazando la posibilidad de capitalizar politicamente su celebridad, en 1900 se retiro del Ejercito y fijo su residencia en Merida para dedicarse en exclusiva a la literatura...