Ser mujer negra, lesbiana, gitana, transgénero o diversa funcional implica que el cuerpo sea sometido mediante políticas de intervención social. Estas técnicas nos agreden, pero también nos silencian. Nuestro dolor, físico o mental, se banaliza, se convierte en quejas sin fundamento, en aquello que llaman cuentitis. Por eso, ya no solo la rebelión, la performatividad o la disidencia ha de ser nuestra única forma de lucha al respecto de la motorización del cuerpo, sino, también, el apropiarnos de nuestros dolores de las vulnerabilidades, de los procesos fisiológicos, biológicos y médicos que nos marcan; que nos dejan huella. Aprender a exteriorizar aquello que nos atenaza: gritar. Disidencia en el cuerpo une las voces de escritoras y ensayistas muy diversas que emplean metodologías de investigación completamente distintas. No obstante, todos los textos comparten la preocupación por el cuerpo y el feminismo. Rosa Cobo, Rosa María García, Lucía Asué Mbomio, Miguel Vagalume, Marta Pérez, Silvia Agüero y Catalina Aparicio abordan sin miedo cuestiones que duelen y nos sangran: cuerpo y feminismo; raza y clase, deseos proscritos y miedos, ansiedad y éxito y performatividad y género.