Al arribar a la ciudad de Pest, Cedric McBrough, el sacerdote a cargo de la comitiva, consigue la alianza, pero a un alto precio; en el castillo del noble, la fortaleza Brac, él y el resto de los franciscanos son testigos durante una noche de tormenta de las más abyectas conductas y afrentas a Dios, entre las que participa Lidia (al sentirse despechada por el clérigo irlandés) y el mismo Talbo, junto con algunos de sus nobles y cortesanas y sus mascotas; una jauría lobos. Dieciocho años después un obispo aspirante al trono del Vaticano envía a los sacerdotes de Cantano a solicitar una vez más el apoyo del Barón. Camino al baluarte los frailes se van informando de las terribles muertes que han asolado las tierras del Señor de Pest, aparentemente producidas por una o varias bestias salvajes y durante noches de luna llena. Antes de arribar a la fortaleza Brac, y también en plenilunio, comprueban por sí mismos los rumores al ser atacados por un engendro demoníaco nunca antes visto por los frailes, de gran fuerza y ferocidad, capaz de arrancar el miembro o la cabeza de un hombre de una dentellada o zarpazo. Son rescatados por uno de los hombres de confianza del Barón (Milan, el soldado de la cicatriz y el puño de hierro) y sus tropas.
Ya en la fortaleza Brac descubren que Lidia, ahora llamada La Egiptana Bruja, es la consorte del Daslav Talbo y la madre de su primogénito Sandor, nacido nueve meses después de la noche aquella y también en medio de una terrible tempestad. Los sacerdotes averiguan que la noche en que nació el heredero del Barón también hubo otros alumbramientos en el castillo, muriendo todas las madres al dar a luz; los recién nacidos pasaron al cuidado de nobles de confianza de Talbo y fueron criados como compañeros de Sandor.
Junto con los franciscanos arriba una comitiva de mongoles, los que han sido invitados por el Señor de Pest para una alianza, pero estos la rechazan. Los asiáticos se retiran en medio de la noche llevándose consigo a varias mujeres (incluyendo a la Egiptana Bruja) y son perseguidos por el mismo Talbo, sus tropas y los monjes guerreros, dándoles alcance en un claro y produciéndose el inevitable enfrentamiento. En medio de la reyerta, y para sorpresa de todos, varias bestias iguales al engendro demoníaco que había atacado a los frailes aparecen de la nada, atacando a tártaros y húngaros con igual ferocidad.
Milan, el lugarteniente de Daslav Talbo, denomina a estas criaturas infernales vukodlaks y, ante la pregunta de uno de los monjes guerreros por el significado de tal palabra, éste responde: hombres lobo.
Los entes a los que Caravaggio D`arcangelli denominará Los Padres de la Luna Llena.
Dieser Download kann aus rechtlichen Gründen nur mit Rechnungsadresse in A, B, CY, CZ, D, DK, EW, E, FIN, F, GR, H, IRL, I, LT, L, LR, M, NL, PL, P, R, S, SLO, SK ausgeliefert werden.