"Cuando por fin llegó el primer día de diciembre, el calendario de Adviento estaba listo, con una ventanita para cada día del mes, desde el día uno hasta Navidad. El calendario consistía sencillamente en dos trozos de cartón pegados entre sí, que habían escondido debajo de la cama para que no estuviese a la vista de los niños. Al final se habían decantado por frases bastante generales que describían un tipo de actividad sexual para cada día, y ambos esperaban que el apetito sexual y el deseo hiciesen su aparición como por arte de magia."-