Eli (o Lisa) es una náufraga. Mal que bien, ha podido sobrevivir a su deriva autodestructiva, hasta que una explosión le roba a su único hijo, Igor. La soledad que experimenta tras la pérdida es terrible, pero aún más terrible es no haber conocido a su propio hijo. Porque ¿quién era Igor en realidad?, ¿qué fue lo que lo llevó a aquel apartamento de Salou donde sólo quedó un cadáver desmembrado? Pero la vida sigue. Lisa se refugia en el trabajo, y es contratada para cuidar de un anciano y de su casa. El hombre guarda un secreto que Lisa irá descubriendo poco a poco, y que tiene que ver con un episodio de la Guerra Civil en la Ribera Navarra. A Lisa sin embargo, sus indagaciones le servirán para descubrir las claves de la vida de su hijo. Los personajes cobran especial importancia en esta novela de gran intensidad narrativa. Se trata de una emotiva galería de náufragos; los hay de veinte años, de cuarenta y de noventa. Todos ellos son marineros en tierra.