Estoy seguro que hay hijos de Dios que anhelan al Señor de una manera creciente y cuya evidencia de su inminente regreso despierta cada día en su corazón grandes deseos de verle cara a cara, Él, la Esperanza de los siglos. Es por semejantes santos hoy en día en la iglesia, aunque sean poco numerosos que comparto estos sentimientos de mi corazón.
Publico este libro con esta oración, que muchos corazones puedan ser motivados a buscar al Amada y que personas así puedan orar por mí para que el Señor me conceda el único deseo de mi corazón, que es conocerle y verle cara a cara.
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