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Alguna vez el general Ospina refería, con la elocuencia conmovedora que sabía dar a algunos de sus relatos, aquel emocionante recuerdo de su infancia: mientras la madre atendía al pequeño negocio, única y mezquina fuente de ingresos de la familia, el padre ese prócer venerable y sabio, justo y magnánimo, que una revolución inicua había arrojado al ostracismo reducido a la inmovilidad en una pobre silla, con los pies cubiertos de vendajes, daba vueltas a un pequeño molino de café y hacía paquetes de "a cuartillo" del aromoso grano, para ayudar a la provisión de la tienda. Oscurecíanse los ojos…mehr

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Produktbeschreibung
Alguna vez el general Ospina refería, con la elocuencia conmovedora que sabía dar a algunos de sus relatos, aquel emocionante recuerdo de su infancia: mientras la madre atendía al pequeño negocio, única y mezquina fuente de ingresos de la familia, el padre ese prócer venerable y sabio, justo y magnánimo, que una revolución inicua había arrojado al ostracismo reducido a la inmovilidad en una pobre silla, con los pies cubiertos de vendajes, daba vueltas a un pequeño molino de café y hacía paquetes de "a cuartillo" del aromoso grano, para ayudar a la provisión de la tienda. Oscurecíanse los ojos del general Ospina al evocar aquel recuerdo, con esa sombra tenue y sugeridora con que las lágrimas que no se derraman velan los ojos de los hombres fuertes.
Mejorado de sus dolencias el doctor Ospina Rodríguez y apoyado por los padres jesuitas, después de que se hizo reconocer como expresidente de la Nueva Granada, pudo hallar en el magisterio y análogas tareas intelectuales algún desahogo pecuniario. Permaneció la familia en Guatemala hasta 1871, y allí hizo sus primeros estudios el general Ospina, que sintió siempre por aquella tierra acogedora una cariñosa saudade.
Al regreso a la patria se estableció la familia en Medellín, y el joven Pedro Nel ingresó ya a la célebre universidad de Antioquia a estudiar medicina, en cuyas disciplinas avanzó por tres años. Mas, habiendo estallado de nuevo la guerra civil, a causa de la intolerancia y las persecuciones del gobierno central, el joven estudiante se puso en campaña, formando parte del estado mayor del general Marceliano Vélez.
Como secretario de ese desinteresado caudillo y eminente repúblico, cuyos talentos militares no estaban a la altura de su patriotismo, concurrió, ya consumado el desastre de Los Chancos, a las batallas de "Garrapata" y el "Arenillo", en las que el jefe conservador fue vencido
La sangre de su estirpe rindió precioso tributo a la patria en aquella contienda. El ejército conservador del norte, que como el de Antioquia había carecido de dirección acertada, y en el cual figuraba Sebastián Ospina como jefe del batallón Guasca, fue perdiendo oportunidades en su marcha hacia la frontera, hasta sucumbir en La Donjuana.
Sebastián Ospina, con algunos restos de tropas quiso ganar el interior del país, pero al pasar por Mutiscua fue interceptado por fuerzas superiores y sucumbió heroicamente sobre el campo de batalla, en el que el cerro de Cupagá fue para Ospina un nuevo Bárbula.


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Autorenporträt
Laureano Eleuterio Gómez Castro fue un periodista, ingeniero y político colombiano, presidente de Colombia en el período de 1950 a 1951, cuando debido a su estado de salud, cedió el poder a Roberto Urdaneta Arbeláez.