La Stilla es una gran cantante de ópera, aclamada por el público y elogiada por la crítica. Uno de sus más fervientes admiradores es el Barón de Gortz, El Barón es concurrente asiduo a sus representaciones, es un enigmático personaje con medios suficientes para seguir a la artista por todo el mundo, su única pasión. El noble nunca se ha acercado a la cantante, nunca le ha escrito, nunca ha intentado verla fuera de escena, pero su voz ha llegado a ser una necesidad imperiosa en su vida. Sólo le acompaña el no menos enigmático Orphanik, un inventor tuerto y macilento que vive a expensas de su amo. En una gira por Nápoles, el joven y aventurero Conde de Télek, de Valaquia, se enamora profundamente (incluso se podría decir que de una forma enfermiza) de Stilla y le pide su mano en matrimonio. Ella acepta y comienza a extenderse el rumor de su retirada de los escenarios, en su apogeo, quizás para librarse de su misterioso admirador. La noticia provoca celos y odios hacia el Conde de Télek, que llega a recibir amenazas a las que no da importancia. Sin embargo, el Barón sufre una profunda crisis, e incluso intenta el suicidio. Deprimido, acude a la última representación de la ópera "El Orlando", en la que Stilla interpreta el papel de Angélica. En la última escena, en que la heroína muere, Stilla maravilla a los espectadores con el aria "Innamorata, mio cuore tremane, Voglio morire"... De repente, el Barón de Gortz muestra su cara fuera del palco, y sus ojos brillantes en un rostro de inmaculada palidez aterrorizan de tal manera a la cantante que queda paralizada, se lleva una mano a la boca, ensangrentada, vacila y cae...Dans le village de Werst, Frick, un berger, remarque un jour qu'une fumée semble sortir du château en ruine de Rodolphe de Gortz : l'édifice serait donc à nouveau habité. Cette nouvelle terrifie les villageois, persuadés que le château est hanté et que ce sont des fantômes qui sont venus l'occuper. Le jeune forestier Nick Deck accompagné du Docteur du village décident d'aller au château mais sont victimes de surprenants phénomènes. C'est à ce moment-là qu'arrive au village le jeune comte Franz de Télek. Il apprend la situation du château et est frappé par le nom de son propriétaire. Le narrateur revient quelques années en arrière pour raconter l'histoire d'une cantatrice italienne, la Stilla. À chaque représentation, la jeune femme, fiancée au jeune comte Franz de Télek, sent peser sur elle un regard terrifiant ; il s’agit du baron Rodolphe de Gortz, follement épris d'elle. Or, le jour où elle doit se marier, elle meurt en scène, comme transpercée par ce regard. Les deux rivaux en conçoivent une haine réciproque, chacun tenant l'autre pour responsable du décès de la Stilla, Rodolphe de Gortz allant jusqu'à écrire au comte pour le maudire.