Es posible que una persona con síndrome de Down pueda llevar una vida normalizada, con una integración educativa, social y laboral plena. Esta es la historia de Milagros y su resiliencia ante las dificultades. El acceso a un empleo digno y remunerado de modo correcto es excepcional con personas con Síndrome de Down, pero ella lo consiguió. Muchas entidades están luchando para que las personas con síndrome de Down no estén atendidas en centros segregados o centros especiales de empleo, sino para que estén en la calle, en las escuelas y empresas junto a cualquier otra persona. Esto no significa obviar la discapacidad, sino adecuar los medios a las necesidades individuales de cada persona.