Deshabitarse en una casa, en un país, en una lengua: ¿Cuánto hay de alienación en el acto de cambiar la ubicación de «casa» en Google Maps? Deshabitarse en busca de verticalidad y aprender a caer sin hacerse daño, como en las artes marciales; aprender a sobrevivir a la violencia de la semántica, a convivir en una casa llena de ceniceros en la que nadie fuma; a pronunciar estrellarse sin morderse la lengua. Este es un libro lleno de aire: fue escrito en mitad de un salto. En ese espacio lo único que hay es aire, cuerpo y viaje -literales y metafóricos, que dicen que la poesía va mucho de eso-. Un salto siempre implica conquista. De una casa, por ejemplo, o de una lengua nueva a la que hay que hacer hueco en el cielo de la boca.