Los Misterios De Poe Edgar Allan 32
Es un cuento de horror publicado en julio del año 1844. El miedo al enterramiento en vida era muy común en la época, y Poe obtuvo provecho literario de ello.
De Que Trata
En este relato, el narrador anónimo describe en primera persona un trastorno que le aqueja, caracterizado por «ataques de una afección singular que los médicos coinciden en denominar catalepsia». Esta enfermedad lo lleva con frecuencia a pérdidas de conciencia muy similares a la muerte, lo que conduce al personaje a un terror pánico a ser enterrado vivo en alguna de tales circunstancias: «La mayor de las desgracias posibles», afirma. A fin de que se comprenda esta fobia, el narrador enumera diversos casos probados de personas enterradas vivas. En el primer caso, la tragedia fue descubierta mucho más tarde, al ser reabierta la cripta. En otros casos, las afortunadas víctimas tuvieron ocasión de atraer la atención sobre ellas desde su espantosa prisión. Los numerosos y espeluznantes hallazgos registrados al remover tumbas en cementerios, constituyen también buena prueba de ello.
La catalepsia, pues, hace al narrador muy proclive a caer en estados de inconsciencia, un problema que se le ha ido agravando con el tiempo. Su peor pesadilla es perder el sentido en ocasión de hallarse lejos de su hogar, y que, al ignorarse sus circunstancias en el nuevo medio, sea dado por muerto. Así, hace contraer la promesa a familiares y amigos de que no lo enterrarán antes de haber comprobado fehacientemente su óbito. Construye asimismo una complicada sepultura con un equipo instalado que le permita pedir ayuda, caso de "despertarse" en dicha tesitura.
La historia se cierra cuando el narrador se encuentra sorpresivamente un día atrapado en un asfixiante reducto de madera, estrecho y oscuro, que le hace temer haber sido enterrado vivo pese a todas sus precauciones. Afortunadamente, descubre por último que no ha sido más que una equivocación, terrible experiencia que acaba liberándolo de su obsesión.
Es un cuento de horror publicado en julio del año 1844. El miedo al enterramiento en vida era muy común en la época, y Poe obtuvo provecho literario de ello.
De Que Trata
En este relato, el narrador anónimo describe en primera persona un trastorno que le aqueja, caracterizado por «ataques de una afección singular que los médicos coinciden en denominar catalepsia». Esta enfermedad lo lleva con frecuencia a pérdidas de conciencia muy similares a la muerte, lo que conduce al personaje a un terror pánico a ser enterrado vivo en alguna de tales circunstancias: «La mayor de las desgracias posibles», afirma. A fin de que se comprenda esta fobia, el narrador enumera diversos casos probados de personas enterradas vivas. En el primer caso, la tragedia fue descubierta mucho más tarde, al ser reabierta la cripta. En otros casos, las afortunadas víctimas tuvieron ocasión de atraer la atención sobre ellas desde su espantosa prisión. Los numerosos y espeluznantes hallazgos registrados al remover tumbas en cementerios, constituyen también buena prueba de ello.
La catalepsia, pues, hace al narrador muy proclive a caer en estados de inconsciencia, un problema que se le ha ido agravando con el tiempo. Su peor pesadilla es perder el sentido en ocasión de hallarse lejos de su hogar, y que, al ignorarse sus circunstancias en el nuevo medio, sea dado por muerto. Así, hace contraer la promesa a familiares y amigos de que no lo enterrarán antes de haber comprobado fehacientemente su óbito. Construye asimismo una complicada sepultura con un equipo instalado que le permita pedir ayuda, caso de "despertarse" en dicha tesitura.
La historia se cierra cuando el narrador se encuentra sorpresivamente un día atrapado en un asfixiante reducto de madera, estrecho y oscuro, que le hace temer haber sido enterrado vivo pese a todas sus precauciones. Afortunadamente, descubre por último que no ha sido más que una equivocación, terrible experiencia que acaba liberándolo de su obsesión.