El deterioro de la relación del ser humano con su entorno, próximo y lejano, es una realidad cada día más preocupante de la que se ha ocupado la educación ambiental desde finales de los años sesenta del siglo pasado. Por suerte, sus finalidades, metodologías de trabajo, programas, actividades e instrumentos han tenido una considerable difusión y acogida mundial. Además, su trayectoria está ligada a prácticas educativas escolares y comunitarias de distinta naturaleza, acordes con las necesidades y exigencias de los escenarios en los que se ha ido instalado: educativos y sociales, lúdicos y recreativos, turísticos y deportivos, divulgativos y de sensibilización, políticos y de acción comunitaria. La podemos encontrar en los sistemas educativos, en los organismos de gestión ambiental, en las organizaciones no gubernamentales, en los ámbitos universitarios, en los ayuntamientos, en los espacios protegidos, en los parques temáticos, en la televisión y en otros medios de comunicación. Su éxito reside en su habilidad para hacerse útil; también en su capacidad para llevar a la práctica ideas para conseguir un mundo proambiental y equitativo. Así, heredera de una visión utópica orientada por deseos de cambio global de las sociedades, aspira a tener relevancia profesional para que su actividad pueda contribuir a corregir este deterioro socioambiental actual y permita prevenir nuevos problemas, ahora convertidos en amenazas globales. Susana CALVO y José GUTIERREZ plantean en esta obra el reto de que en las sociedades no sea necesaria la educación ambiental porque el deterioro del medio ya no precise de la concienciación que carecemos en la actualidad.