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Judith Shklar, una de las pensadoras más fascinantes de la filosofía política del siglo XX, desarrolla en este libro una de las ideas centrales de su pensamiento, el "liberalismo del miedo". Su argumento parte de una negación: no propone un liberalismo del mejor bien, sino el del menor mal. Según la autora, no es posible conseguir el bien y la historia así lo demuestra: múltiples son los casos en los que las poblaciones sufren abusos e injusticias por parte de sus gobiernos. Esto genera miedo en las personas, y de esta experiencia de temor, que es una experiencia universalmente compartida,…mehr

Produktbeschreibung
Judith Shklar, una de las pensadoras más fascinantes de la filosofía política del siglo XX, desarrolla en este libro una de las ideas centrales de su pensamiento, el "liberalismo del miedo". Su argumento parte de una negación: no propone un liberalismo del mejor bien, sino el del menor mal. Según la autora, no es posible conseguir el bien y la historia así lo demuestra: múltiples son los casos en los que las poblaciones sufren abusos e injusticias por parte de sus gobiernos. Esto genera miedo en las personas, y de esta experiencia de temor, que es una experiencia universalmente compartida, nace su idea de un liberalismo no utópico. En esta lúcida y contundente obra, Shklar defiende que –puesto que siempre existirán situaciones de vulnerabilidad– el Estado debe ofrecer las suficientes garantías que permitan a las víctimas potenciales protegerse contra los abusos de poder y, de esta manera, minimizar el inevitable daño (físico o moral) que se pueda ejercer sobre ellas.
Autorenporträt
Judith Shlkar (1928-1992) es una de las figuras clave del pensamiento político estadounidense. Nacida en Letonia, su juventud estuvo marcada por constantes huidas que llevaron a su familia a emigrar a Suecia, Japón y Canadá, donde finalmente se instalaron, no sin antes pasar por un centro de detención de inmigrantes ilegales en Seattle. Tras doctorarse en la Universidad de Harvard, fue la primera mujer catedrática del Departamento de Ciencia Política en la misma universidad. En 1990, se convirtió también en la primera mujer en ejercer el cargo de presidenta de la Asociación Americana de Ciencia Política. Su obra, testimonio de las circunstancias históricas de su época, está marcada por la desconfianza en las grandes ideologías y la defensa de los colectivos vulnerables de la sociedad.