El mundo muestra cada día un rostro más antiliberal, consecuencia de un siglo XXI debilitado por los populismos autoritarios e incapaz de dar respuesta a la deshumanización de una revolución digital 6 de enero de 2021: un tsunami populista golpea la colina del Capitolio estadounidense. La estampa de un búfalo humano presidiendo la Cámara de Representantes confirma que la democracia liberal está en peligro. Esta imagen es consecuencia de otras que ha traído un siglo XXI profundamente antiliberal. Los Boeing impactando contra las Torres Gemelas; los ejecutivos de Lehman Brothers abandonando con sus cajas las oficinas y las calles desiertas por el toque de queda decretado con la pandemia. Tres crisis sucesivas que nos hacen sentir desprovistos de seguridad, prosperidad, salud y confianza en el progreso. La impotencia del liberalismo ante los retos del siglo hace que se muestre herido frente al populismo mientras crece la nostalgia autoritaria en las democracias. Ante esta coyuntura tan adversa para la libertad, José María Lassalle propone un liberalismo renovado y crítico que rechaza el individualismo egoísta de una ideología neoliberal hibridada con el fascismo, tal y como encarnan Trump y la derecha alternativa surgida del Tea Party. El liberalismo del siglo XXI ha de ser un nuevo humanismo colaborativo, abierto a alianzas con quienes quieren una democracia hospitalaria y generosa que luche contra el odio y la polarización que propaga la Internacional Reaccionaria. Además, defiende un humanismo tecnológico que impida que el autoritarismo neoliberal de Silicon Valley materialice en Occidente un Ciberleviatán basado en el Biggest Data desatado por la covid-19. Un humanismo digital que ayude a diseñar éticamente una Ciberdemocracia.