El libro de papel ha ganado a los formatos digitales. Era un desafío que tenía ya un ganador nombrado, pero ahora tenemos la confirmación. O, más bien, la prueba "probada". Es ciertamente genial tener un dispositivo de lectura para textos electrónicos y, da mayor satisfacción llenarlo de toneladas de títulos para llevarse una biblioteca (pero "virtual") en nuestra bolsilla, apoyándolo sobre el asiente del coche, o pasear al parque disfrutando un maravilloso día de primavera. Es guay leer en cualquier lugar. Nos hace experimentar un sutil sentido de extraño placer sacar la tarjeta de crédito para descargar la novedad editorial del momento a un precio reducido en comparación con lo de la portada del formato tradicional.