Erudito, elegante, profundo y provocador, este libro de Ariel Petruccelli elude con éxito todos los lugares comunes, los argumentos archiconocidos y la fraseología de Vulgata que tan a menudo se utilizan para defender al marxismo. Concebida en conjunto con Materialismo histórico: interpretaciones y controversias (Prometeo, 2010), esta obra pone a prueba los saberes y las verdades del materialismo histórico en un diálogo crítico con la sociología histórica, el giro lingüístico, las teorías posmodernas y las corrientes posmarxistas. Desde un marxismo teóricamente refinado y un compromiso militante sin fisuras, Petruccelli examina las aperturas, obstáculos y dilemas que brotan desde los escritos de Anthony Giddens, Michael Mann, Hayden White, Ernesto Laclau, entre otros notables exponentes de la ciencia social contemporánea. Sin renunciar a la utopía, el autor reivindica el realismo; sin abjurar del conocimiento de lo micro, defiende la perspectiva de la totalidad; sin abandonar el marxismo explora con audacia y rigurosidad posibles aportes de pensadores ajenos, e incluso hostiles, a la tradición inaugurada por Marx y Engels; sin ofrecer recetas infalibles tampoco rehuye a la formulación de principios estratégicos. La encrucijada, aún más pavorosa que el laberinto, exige una pausa y obliga a elegir un camino. El Marxismo en la encrucijada, escrito desde las particularidades de la Patagonia neuquina, es a la vez una pausa y una meditada opción por un socialismo sin garantías.