Kahlil Gibran consideraba El Profeta su mayor logro. Dijo: «Creo que nunca he estado sin El Profeta desde que lo concebí por primera vez en el monte Líbano. Parece haber formado parte de mí .... Conservé el manuscrito cuatro años antes de entregarlo a mi editor, porque quería estar seguro, muy seguro, de que cada palabra era lo mejor que podía ofrecer».
El Chicago Post dijo de El profeta: «Cadenciosas y vibrantes de sentimiento, las palabras de Kahlil Gibran traen a nuestros oídos el majestuoso ritmo del Eclesiastés..... Si hay un hombre o una mujer que pueda leer este libro sin una tranquila aceptación de la filosofía de un gran hombre y un canto en el corazón como de música nacida en su interior, ese hombre o esa mujer está realmente muerto para la vida y la verdad.»
El Chicago Post dijo de El profeta: «Cadenciosas y vibrantes de sentimiento, las palabras de Kahlil Gibran traen a nuestros oídos el majestuoso ritmo del Eclesiastés..... Si hay un hombre o una mujer que pueda leer este libro sin una tranquila aceptación de la filosofía de un gran hombre y un canto en el corazón como de música nacida en su interior, ese hombre o esa mujer está realmente muerto para la vida y la verdad.»