Es una narración menos descriptiva que mi primer libro "Los Hijos del Águila en la Tierra del Cóndor". Mucho de lo escrito va de acorde con experiencias y vivencias propias. Este es un libro que tiene más que ver con ir cerrando capítulos sentimentales y afectivos en una persona compleja de una mezcla compleja cultural y hasta étnica. El cerrar un espacio abre otros espacios, como se aprecia en la vida real. Es, en última instancia, las sucesivas reinvenciones de una persona que puede ser cualquiera de los que tenemos esa mezcla cultural y emocional.
Me metí a fondo en esta segunda novela que trata de una persona descendiente de Werner Hoffmeier -el personaje principal de mi primera novela - quien emigra a Estados Unidos puesto que la fortuna de su familia se había esfumado. Sale del Perú a los quince años y regresa después de casi cuarenta. Regresó pues se había separado, no le gustaba su trabajo que era parte del reflejo de la reciente burbuja inmobiliaria de EEUU, se sentía incompleto y estaba a la deriva. Además, había heredado en Arequipa, la Casa Quinta que fue de la familia original. La novela va entre las primeras impresiones de Arequipa en la actualidad y sus experiencias en Estados Unidos.
Las primeras impresiones después de cuatro décadas en Wisconsin, fueron impactantes. El paisaje era imponente pero la ciudad y la gente había cambiado totalmente. No era la misma ciudad que lo vio nacer. La primera impresión no fue grata. Luego, caminando por las calles céntricas, empezó a apreciar lo que se había rescatado del centro y nuevamente sintió que podría encajar en esta nueva ciudad de gente con facciones altiplánicas, llena de turistas, con el carácter informal que dominaba en la vestimenta, en el andar y en el hablar. Era una ciudad que había mutado enormemente. No estaba seguro si le pertenecía o si pertenecía en ella.
Era una persona con una experiencia de vida que lo transportaba a la vida que había vivido en el largo exilio. La narración se da en el momento actual y en los diversos momentos anteriores. En cuarenta años, se vive un poco de todo y va acoplándose a las variaciones de modo imperceptible. El choque de lo que fue Arequipa y lo que se había convertido, le había sido frontal y no gradual, como si lo experimento en Wisconsin.
Hay una vivencia que va en forma de ping pong, de una sociedad y cultura a otra sociedad y nueva cultura. Finalmente toma decisiones respecto a la Casa Quinta que heredo y la actualidad lo aleja de su aislamiento emocional. Poco a poco va gestándose un nuevo personaje. Sin embargo, y ya avanzado el proyecto personal, sintió la necesidad de recuperar parte de la familia que se había esparcido por doquier. Algunos de los parientes se encontraban en Alemania y otros en Italia. Sintió la necesidad de visitarlos.
Asimiló parte de ambos lugares. Le impresionó la continuidad de la sensación de superioridad germánica y la apariencia de una Alemania resurgida, como si no hubiese participado en ninguna guerra que la destrozó. Había destrozado la nación, no al pueblo. En Italia encuentra otro tipo de continuidad. Un pariente de ascendencia igual a los otros pero del estilo armonioso, fino y delgado. Aprendió mucho de ambos y asimiló parte de lo que ellos emanaban. Iba completando su nueva persona.
Sin embargo, no regresó al Perú. Regresó a Wisconsin a intentar cerrar capítulos de su vida anterior, solo para encontrar nuevos inicios, tanto con una agraciada moza algo africana y regresando a su cabaña en la zona de los lagos. Siempre le había gustado el bosque y lo volvió a encontrar. Era una persona con dualidad cultural y una renovada unidad personal.
Me metí a fondo en esta segunda novela que trata de una persona descendiente de Werner Hoffmeier -el personaje principal de mi primera novela - quien emigra a Estados Unidos puesto que la fortuna de su familia se había esfumado. Sale del Perú a los quince años y regresa después de casi cuarenta. Regresó pues se había separado, no le gustaba su trabajo que era parte del reflejo de la reciente burbuja inmobiliaria de EEUU, se sentía incompleto y estaba a la deriva. Además, había heredado en Arequipa, la Casa Quinta que fue de la familia original. La novela va entre las primeras impresiones de Arequipa en la actualidad y sus experiencias en Estados Unidos.
Las primeras impresiones después de cuatro décadas en Wisconsin, fueron impactantes. El paisaje era imponente pero la ciudad y la gente había cambiado totalmente. No era la misma ciudad que lo vio nacer. La primera impresión no fue grata. Luego, caminando por las calles céntricas, empezó a apreciar lo que se había rescatado del centro y nuevamente sintió que podría encajar en esta nueva ciudad de gente con facciones altiplánicas, llena de turistas, con el carácter informal que dominaba en la vestimenta, en el andar y en el hablar. Era una ciudad que había mutado enormemente. No estaba seguro si le pertenecía o si pertenecía en ella.
Era una persona con una experiencia de vida que lo transportaba a la vida que había vivido en el largo exilio. La narración se da en el momento actual y en los diversos momentos anteriores. En cuarenta años, se vive un poco de todo y va acoplándose a las variaciones de modo imperceptible. El choque de lo que fue Arequipa y lo que se había convertido, le había sido frontal y no gradual, como si lo experimento en Wisconsin.
Hay una vivencia que va en forma de ping pong, de una sociedad y cultura a otra sociedad y nueva cultura. Finalmente toma decisiones respecto a la Casa Quinta que heredo y la actualidad lo aleja de su aislamiento emocional. Poco a poco va gestándose un nuevo personaje. Sin embargo, y ya avanzado el proyecto personal, sintió la necesidad de recuperar parte de la familia que se había esparcido por doquier. Algunos de los parientes se encontraban en Alemania y otros en Italia. Sintió la necesidad de visitarlos.
Asimiló parte de ambos lugares. Le impresionó la continuidad de la sensación de superioridad germánica y la apariencia de una Alemania resurgida, como si no hubiese participado en ninguna guerra que la destrozó. Había destrozado la nación, no al pueblo. En Italia encuentra otro tipo de continuidad. Un pariente de ascendencia igual a los otros pero del estilo armonioso, fino y delgado. Aprendió mucho de ambos y asimiló parte de lo que ellos emanaban. Iba completando su nueva persona.
Sin embargo, no regresó al Perú. Regresó a Wisconsin a intentar cerrar capítulos de su vida anterior, solo para encontrar nuevos inicios, tanto con una agraciada moza algo africana y regresando a su cabaña en la zona de los lagos. Siempre le había gustado el bosque y lo volvió a encontrar. Era una persona con dualidad cultural y una renovada unidad personal.
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