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El Castillo de Sohail, enclavado en la localidad de Fuengirola (Málaga), cuya majestuosidad no deja indiferente a nadie, no ya por su construcción en sí, sino por otros aspectos que hoy en día valoramos de sobremanera, su cercanía al mar le hace diferente, por otro lado al no sucumbir al desenfreno de la construcción que se ha dado por todo el litoral, se nos presenta como un tesoro del pasado entroncado con el presente que todos tenemos el deber de conservar y cuidar para las generaciones futuras. Pronto cumplirá mil años de existencia, en este tiempo las historias de guerras, intrigas,…mehr

Produktbeschreibung
El Castillo de Sohail, enclavado en la localidad de Fuengirola (Málaga), cuya majestuosidad no deja indiferente a nadie, no ya por su construcción en sí, sino por otros aspectos que hoy en día valoramos de sobremanera, su cercanía al mar le hace diferente, por otro lado al no sucumbir al desenfreno de la construcción que se ha dado por todo el litoral, se nos presenta como un tesoro del pasado entroncado con el presente que todos tenemos el deber de conservar y cuidar para las generaciones futuras. Pronto cumplirá mil años de existencia, en este tiempo las historias de guerras, intrigas, saqueos, motines, han sido constantes, de todas ellas sólo unos cuantos episodios escritos han llegado hasta nuestros días. El autor siguiendo parte de ese devenir histórico camina por una de sus leyendas, recreada en cuatro periodos, para inducir al lector a un viaje en el tiempo y entender parte del pasado de Fuengirola.
Autorenporträt
Soy José Luis Borrero González y nací en Rosal de la Frontera (Huelva). Siempre he percibido una especie de vergüenza nacional hacia nuestra historia, quizá por su desconocimiento. Somos en general proclives a creer lo que dicen o escriben otros y no a tener criterios propios procedentes del estudio y la reflexión personal. Si la mayoría de los países actuales hubieran tenido nuestro legado, de seguro tendrían una visión diferente, apreciándola y valorándola en su justa medida. Somos producto de nuestro modo de entender la vida, la religión, las costumbres, sentir, amar…, en definitiva, nuestra manera de ser. Hoy en día, con todos los adelantos tecnológicos a nuestro alcance, no podríamos llevar a cabo la proyección de fuerzas, término utilizado para abastecer a una formación militar cuando se hallaba a kilómetros de distancia. Proyección que se hizo durante ciento cuarenta años. Hemos avanzado mucho en tecnología, en comodidades, pero hemos retrocedido en valores, amor por nuestras costumbres y respeto por nuestras tradiciones , de forma que, si no las mantenemos, estamos condenados al fracaso. Solo he percibido un cierto orgullo de ser español en mis salidas al extranjero, al coincidir con algún compatriota. En la distancia sale a relucir la melancolía y el apego a lo nuestro. Nuestra historia está ahí, hemos de sentirnos orgullosos de nuestro pasado, de ser españoles, en todo lugar y situación.