Una ciudad del Mediterráneo, época actual. Él es un joven convencido de que ya nada puede hacer por enderezar su vida y ella, como un juguete roto, se ha abandonado. Son dos almas sin nombre entre centenares de miles de extraños. Lo que ignoran es que, gracias a la intervención de un vagabundo que vende sueños, sus caminos van a cruzarse.
En esta odisea urbana entran en juego diversos personajes, como el ejecutivo desencantado que anhela redención, e historias entrelazadas que convergen en un espacio común: la necesidad de encontrar compañía y refugio fuera del marco conceptual que se nos ha dado. Es por eso que, en EL VENDEDOR DE SUEÑOS, la psicóloga sabe que su lucha contra el tiempo es un quemarse los días. Del mismo modo, la joven que a todos fascina solo quiere desaparecer. Y la anciana, Carmen, soporta los golpes tras una sonrisa huidiza.
Es una realidad distópica, al abrigo del llamado "realismo mágico", siempre hay algo más de lo aparente. La urbe cobra vida, la música gobierna las sensaciones. Orden y Caos libran batalla en el corazón de los personajes, estando el Bien en un polo de la discusión que a muchos sorprenderá.
En esta odisea urbana entran en juego diversos personajes, como el ejecutivo desencantado que anhela redención, e historias entrelazadas que convergen en un espacio común: la necesidad de encontrar compañía y refugio fuera del marco conceptual que se nos ha dado. Es por eso que, en EL VENDEDOR DE SUEÑOS, la psicóloga sabe que su lucha contra el tiempo es un quemarse los días. Del mismo modo, la joven que a todos fascina solo quiere desaparecer. Y la anciana, Carmen, soporta los golpes tras una sonrisa huidiza.
Es una realidad distópica, al abrigo del llamado "realismo mágico", siempre hay algo más de lo aparente. La urbe cobra vida, la música gobierna las sensaciones. Orden y Caos libran batalla en el corazón de los personajes, estando el Bien en un polo de la discusión que a muchos sorprenderá.
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