En el planeta llamado Ámbar, los descendientes de un malogrado intento de colonización han extraviado toda noción de su origen, todo contacto con el saber, la historia y los vestigios de sus enigmáticos ancestros. Viven, o mejor, existen, sin orden social alguno, sin propósito más allá del minúsculo ahora, ajenos a la conciencia de un mañana, de un universo en derredor e, incluso, de sí mismos. Sin embargo, siempre habrán de surgir los extraños, los diferentes: aquellos que, a plena razón o no, reconstruirán la maquinaria de la curiosidad y harán de nuevo rodar las ruedas civilizatorias. El viaje es, pues, una aventura de la mente, de los desafíos de la idea antes que del cuerpo mismo, en pos de reconquistar lo que nos hace humanos por derecho más que por herencia: la sed de indagar, la voluntad de emprender.