En 1908, en plena Edad Dorada de la literatura infantil inglesa, aparece El viento en los sauces. Recibida al principio con tibieza, la obra llevaba, cuarenta años después, más de cien ediciones publicadas: se había convertido en un clásico popular. El río donde viven Topo, Ratón, Tejón, Sapo, las nutrias y los demás habitantes de este «nuncajamás» es una Arcadia tranquila, fuera del espacio y el tiempo, donde animales humanizados —en el más noble sentido del término— conviven apaciblemente. Más allá, el Bosque Salvaje, peligroso pero bello y nada ajeno a los habitantes de la Orilla del Río, y, aún más lejos, el Ancho Mundo, al que es mejor no asomarse. Grahame nos cuenta, con gracia y gran lirismo, las idas y vueltas de Topo, Ratón y Tejón, las locuras de Sapo y los avatares aventureros pero cotidianos que todos ellos corren.