Cuando su esposa lo deja por su mejor amigo, el protagonista de esta novela, un profesor de lengua y literatura recién llegado a un pueblo fantasma en medio de un bosque en el estado de Nueva York, comienza una nueva rutina: emborracharse al pie de una colina y remontarla cada noche para escribirle cartas a una antigua amante. Mientras intenta desentrañar el significado de los papelitos de unas galletas de la fortuna que parecen escritos especialmente para él, se irá encontrando con animales, escritores fracasados –tanto reales como imaginarios– y con sus propios delirios, que le harán rememorar el pasado en su remoto país y algunas escenas familiares narradas con imperturbable ferocidad. Desde un tono confesional, una personal pulsión poética y un fino sentido de la ironía, Francisco Díaz Klaassen hace avanzar esta nouvelle con contundentes párrafos de una sola frase que remiten a la concisión casi telegráfica de David Markson y sumergen al lector en un espacio hostil de paisajes indómitos, habitado por extraños y desencajados personajes por los que siente una compasión despiadada que recuerda a Thomas Bernhard. En la colina confirma a Díaz Klaassen como uno de los autores más originales y osados de la nueva narrativa chilena.