Ocho son los cuentos de "En La Habana no son tan elegantes", todos desarrollados en un mismo espacio: una vieja casona del siglo dieciocho. Ocho relatos que se despliegan a través de una prosa desenfadada, a veces lírica y en ocasiones procaz, que se expanden con un dinamismo y una belleza sorprendentes. Ocho relatos enlazados, no solo por el único lugar donde transcurren, sino también por una diestra reaparición de personajes y asuntos, que muestran cada vez nuevas interpretaciones, nuevas pistas, y que van configurando un pequeño universo desesperado y amargo, y es esa misma desesperanza la que lleva al humor, a la ironía. Ocho ficciones que se contradicen y se reafirman en la risa y la congoja.