Un hombre atrapado en la rutina de una vida estable, sin riesgos, pero infeliz, recibe la visita de su yo interior a las 3: 30 de una noche cualquiera, y le asegura que todo va a estar bien. Es un fenómeno al que los hindúes llaman brahma muhurta. A partir de ese momento, todos los días a la misma hora la voz le va orientando sobre cómo hacer que llegue su verdadero destino, ese que él internamente siente que le colmaría. Para lograrlo, hay que seguir un proceso de transformación: dar las gracias por todo lo bueno que se recibe, eliminar de la mente aquello que no esté en nuestro camino de superación, preparar el cuerpo y el espíritu para recibir los beneficios esperados. En el camino, y no importa cuánto nos duela ni cuántas dudas nos asalten, no podemos flaquear, dejarnos arrastrar por la comodidad de nuestro pasado, hemos de persistir hacia la meta. Si lo hacemos, como el protagonista de esta novela, alcanzaremos al fin el destino brillante para el que fuimos concebidos.