En la plenitud de su vida, la escritora narra la historia de su infancia y adolescencia, transcurrida en Buenos Aires, Argentina, en un hotel-pensión administrado por sus padres a finales de los 50, una época de explosión cultural debido a la inmigración europea. Ella nos narra con inocencia, fantasía y miedo, sus vivencias y convivencias con estos huéspedes con los cuales compartía, junto con sus hermanos, su casa e infancia por un par de días o semanas. Cruda, tierna, trágica, mágica, esta pequeña con sus cuentos y memorias acaricia las fronteras de la miseria humana, sus luces y sombras, españoles, gauchos, gitanos, alemanes, judíos, Nazis, pasan por este hotel dejando su firma en el cuaderno de huéspedes e impresiones imborrables en ella.