¿Sería usted capaz de resumir sus experiencias espirituales, sus lecturas al respecto, sus conclusiones sobre la muerte y sobre nuestro lugar en el mundo? ¿Sería capaz de valorar lo que las grandes tradiciones de pensamiento han conseguido y también lo que han reprimido o dejado de lado? Ese es el reto que ha asumido Luis Racionero con este libro sintético, un vademécum que se volverá imprescindible para cualquier persona con inquietudes y que es fruto del trabajo de toda una vida dedicada al estudio de los textos más destacados de la humanidad y a la experimentación directa. Nuestro siglo hiperconectado necesita una nueva espiritualidad, más madura, que beba de las aportaciones del pasado, pero que reclame sin complejos su lugar en un mundo que se autolimita a lo material. "La espiritualidad consiste en estar receptivo a la existencia del espíritu y no negarlo porque no se ve ni se toca. Tampoco se ven las ondas electromagnéticas ni se tocan, y sólo se manifiestan cuando se las introduce en una antena de radio o televisión. El espíritu es como las ondas de TV que salen de la emisora, y el cuerpo es como el aparato de televisión en casa, que las capta y las manifiesta". "Vaya por delante un aviso para ahorrar tiempo y esfuerzo: la filosofía occidental, excepto en la ética, no sirve para nada, es una pérdida de tiempo, sólo utilizable como cultura general. Y digo esto porque la causa del miedo a la muerte es el pensamiento occidental: su creencia en el ego, su marasmo verbal y la incapacidad de aceptar que cada individuo es parte indisoluble del universo: que todos somos uno. Cuando esto se ha experimentado y vivenciado, no leído, es imposible tener miedo a la muerte porque el todo no muere nunca, sólo se transforma".