Estos "fragmentos encontrados a orillas de mi casa", parecen querer sorprendernos para que irrumpa una experiencia desconocida. No algo que hemos vivido y podamos reconocer e identificarnos sino algo nuevo e inesperado. Estos relatos no parecen llevarnos a un lugar seguro, mas bien dejarnos en una tierra incógnita oteando un mundo sagrado, sumergirnos en el océano de la nada, una nada que nos marea y cuando creemos estar perdidos, el oleaje inmóvil nos aquieta y al mismo tiempo nos llena de sentido.